sábado, 10 de septiembre de 2011

Amsterdam Verano 2005 (Segunda parte)

Asi que he perdido el barco. Pero asi las cosas, la compañia decide
cambiarme el billete por uno en el ferry nocturno, que es uno mas
lento y que tardara toda la noche en alcanzar la costa inglesa pero
incluye cena, desayuno y un camarote de lujo. Ahi es nada.
Tuve ocasion de hacer amistad mientars tanto con Mike, un americano
aventurero que coincidio conmigo en el tren y que iba de viaje por
Europa y que iba a reunirse con su hermano en Londres para volver a
casa en EEUU al dia siguiente. El parecia estar bastante desesperado ya
que habia perdido el ferry de por la mañana y el de la tarde y el de la
noche no era lo suficientemente bueno ya que no le daria tiempo a llegar
a la capital inglesa. A Dios gracias que fueron capaces de cambiarle el
billete por uno en el Eurostar para que pudiera llegar a Londres a
tiempo para su avion destino San Diego en Gatwick.
Tras esperar un rato y facturar, llego el momento de pasar al barco.
Lo primero de todo, como es natural fue dejar las cosas en el
camarote, que por el tamaño, bien podria haber sido el de los hermanos Marx,
pero que era muy coqueto, por otra parte. Tenia dos pequeñas literas,
una mesa, una silla y un pequeño cuarto de baño con ducha, lavabo y
retrete.
Despues me puse a explorar la nave. Se trataba de un barco
verdaderamente lujoso, con muchos camarotes, departamentos, una tienda,
restaurantes, etc. Tambien tenia un par de salas de cine y como el barco de la
ida, un amplio departamento para camiones y turismos. Lo siguiente fue
cenar y ademas muy bien porque habia un buffete bar muy generoso, yo
acabe hasta arriba, repeti postre varias veces y me tome no se cuantos
cafes y/o tes, menos mal que no me maree luego. Luego visite la tienda
del barco, en la que no llegue a comprar nada, por otra parte.
Habia en el barco muchos pasajeros que habian perdido los distintos
trenes por culpa del suicida, tambien estaban los propios pasajeros del
barco y tambien se podia ver entre los pasajeros a todos los conductores
de camiones que pasaban sus mercancias a traves del Atlantico de
Holanda a Inglaterra.
Poco mas nos depararia el dia. a la mañana siguiente, nos despertaron a
las cinco y media de la mañana por medio del interfono que habia en el
camarote y me alegraron el despertar con un desayuno de lujo con
muchos huevos fritos, salchichas y bacon en el restaurante-buffet. Casi
hasta le podia estar agradecido al simpatico suicida si no hubiera sido
porque a las pocas horas habria que trabajar. A todo esto, ya estaba
otra vez en Gran Bretaña y ahora tocaba pasar el control policial (no
muy exhaustivo si tenemos en cuenta que venia de Holanda y podia
haber traido hierbabuena) y mas tarde coger dos trenes para llegar a Ipswich,
con la suerte de llegar a casa a eso de las ocho y media, justo a
tiempo para vestirme y llegar puntual a las nueve de la mañana al trabajo.

Ya esta.