sábado, 16 de julio de 2011

Los gatos cagones

Hola a todos,

como ya hace un tiempo que no escribo nada interesante en mi bloc, he decidido reeditar una de mis antiguas historias, la de los gatos cagones, todo un apasionante relato. He de aclarar, que hoy por hoy, los gatos ya no se cagan tanto a la entrada de mi casa. Sin embargo, si a alguien se le ocurre algo, que me lo diga.
Saludos cordiales.

Un buen dia los gatos de mi barrio se reunieron en asamblea y decidieron todos ellos, por mayoria absoluta, de forma unanime y por unanimidad, que el nuevo cagadero gatuno de la calle iba a ser la entrada a mi casa.
Desde aquel buen dia no hay mañana que no me encuentre un excremento felino a la puerta de mi mansion victoriana. Hay que tener un cuidado tremendo para no llevarse un recuerdo marron en la suela de la bota.

Y lo cierto es que a mi tampoco me quita el sueño, pero ya podrian los animalicos hacer sus necesidades en mi jardin, que asi al menos abonarian el terreno para que creciera bien el cesped en primavera. De todos modos, la gente del trabajo y algunos amigos me han sugerido las siguientes soluciones al conflicto excrementico:

* Echar repelente de gatos.

* Comprar un producto de limpieza que aparentemente ahuyenta a los felinos.

* Adquirir mi propio gato, porque asi marcaria su territorio y ahuyentaria a los demas (descartado, tendria que entrenarlo para que defecara en el water, mala idea).

* Poner un espantapajaros.

* Comprar una escopeta y practicar el tiro al gato en mis ratos libres, con la ventaja añadida de obtener carne gratis para la cena.

* Adoptar un rottweiler.

* Poner vallas con alambre de espino (tambein descartado, esta prohibido por la ley inglesa).

* Minas antipersona (prohibidas por la ONU).

En cualquiera de los casos, si a alguien se le ocurre algo, por favor que me escriba y me ayude a acabar con las mierdecillas en mi porche.