lunes, 9 de abril de 2012

De camino a Venecia: la invalida y los argentinos

Bueno, pues ya estamos de camino a Venecia y una nueva vez mas, nos encontramos de camino a la estacion de turno para coger el tren.
Hasta ahora, todos los viajes en tren habian sido buenos, sin problema o sobresalto alguno. Trenitalia (la Renfe italiana) habia resultado ser un medio de locomocion eficiente y comodo para trasladarse de un lugar a otro en el pais transalpino.
Sin embargo, esta vez, il treno estaba muy lleno y menos mal que teniamos los billetes ya cogidos previamente por Internet. Con algo de esfuerzo conseguimos poder entrar en el vagon y nos dispusimos a buscar nuestros asientos. Y aqui empezo el problema.
Nuestros asientos en el tren habian sido ocupados por una venerable pareja de ancianos y su simpatico hijo. Al pedirles explicaciones, la venerable ancianita nos respondio en un perfecto italiano que Io sono invalida. Ho bisogno di viaggiare con i mio figlio.
Vamos, que la mujer y su marido tenian que viajar juntos con el hijo porque era minusvalida (el tipo de minusvalia no lo supo explicar) pero nos cedian de forma altruista y generosa sus asientos para que no nos tuvieramos que quedar de pie.
Pero cuando fuimos a sentarnos en los asientos que aparentemente les correspondian, ya habian otros turistas sentados, asi que tuvimos que pedirles encarecidamente que se levantasen porque no ibamos a quedarnos sin asiento despues de haber pagato il nostro bigglietto.
Aqui es cuando empezaron los malos rollos porque la venerable minusvalida ancianita insistia que no podia separarse de su amado hijo, el ancianito empezaba a mosquearse y el hijo, con una sonrisa nerviosa y siniestra, empezaba a señalar cuanquier sitio que no estuviera ocupado con tal de que les dejasemos en paz.
A todo esto, el vagon empezaba a llenarse de forma seria, los turistas empezaban a abarrotar los pasillos y la familia okupa italiana no queria moverse de sus ostentados asientos.
La gente empezaba a pedir que nos movieramos, llegaron unos turistas japoneses o chinos o de un pais de por alla con numerosas maletas y bolsos que no cabian en ningun sitio y la venerable ancianita empezaba a proferir que Italia era una vergonha de paese, que los italiani debian estar por encima de todo y que no habia derecho que unos turistas les quitasen el sitio (empezo a llamarnos gabachos).
En medio de este ambiente tan relajado y agradable, y para acabar de arreglarlo todo, hicieron su entrada un matrimonio argentino de visita por el pais, que para mas señas, tambien tenia un asiento reservado en uno de los sitios ostentados por la dulce famiglia. La mujer argentina tenia el infortunio de ser invidente, lo cual no le impidio notar el barullo que se estaba cociendo en il treno y ser consciente de que no podia acceder a su reservada localidad asi que levanto la voz y grito: SOY CIEGA!!!!!! y de momento, la cosa empezo a arreglarse. La simpatica pareja de septagenarios accedio a levantarse, mientras proferian insultos y exabruptos a los argentinos, franceses, ingleses y japoneses que invadian los trenes de su pais. Pero el hijo se quedo esperando con su sonrisa de imbecil a ver que pasaba.
Y como ni los argentinos ni nosotros estabamos por la labor de sentarnos en la letrina del tren, pues no tuvo mas remedio que levantarse tambien y largarse al vagon donde el menda tenia su sitio reservado, a todo esto gritando ITALIA PER L'ITALIANI!! haciendo gala de tudo su orgullo patrio.
La pareja de argentinos pudo al final acomodarse justo delante nuestra y empezar a disfrutar del viaggio. Bueno, no imnediatamente porque la venerable ancianita invalida empezo a levantarse una y otra vez a toda velocidad (caramba con la invalidez de la señora) para quejarse al revisor, que dicho sea de paso, no parecia hacerle mucho caso.
Los argentinos platicando
-Que esta haciendo la vieja? le pregunto la argentina a su marido.
-La vieja sigue dando gritos como una loca.
-Pero que le paso a la vieja?
-La vieja y el boludo de su viejo tenian los boletos equivocados y querian quedarse con nuestros boletos.
-Que pelotudos!!
Al final, el tren parecio empezar a moverse desde la estacion de Santa Maria Novella de Florencia camino a Venezia. La vieja parecio calmarse un poco.
-Que le paso a la vieja, que ya no se la oye romper las pelotas?
-La vieja fue a quejarse a Berlusconi.
-Bueno, la vieja diria la posta
-Estas cosas no pasan alla en nuestros trenes.
-No chupes, viejo, nuestros trenes son de cuando la colonia...
El viaje fue muy entretenido de aqui en adelante, en parte porque la viejecita minusvalida se levantaba cada dos por tres para quejarse al revisor y para levantar la voz sin ton ni son y en parte tambien porque el viajero argentino le explicaba todo a su mujer invidente para que no perdiese detalle del viaje.
-Mira, aqui hay un valle muy verde muy verde de los que le gustan a vos. Y mas adelante se ve un pueblo con muchas casas blancas y aca se levantan los Apeninos...
-Que lindo, pues...
-Y mas alla se ven unas casas con los techos en diagonal...
-Anda, viejo...
-Sin duda los hacen asi para cuando las nevadas...
-Obvio, obvio.
-Y mira que estamos arribando a Bolonia
-Como son aqui los departamentos?
-Que se yo? Son altos y aqui tambien debe de nevar porque los techos los hacen mirando tambien hacia abajo.
-Che boludo!
-De aqui es donde la salsa bolonesa
-Obvio, obvio... Oid vos, y la vieja? Sigue enquilombada rompeindo las pelotas?
-Se echo a los galgos y ya no la oi mas.
-Igual se fue de joda.
-Obvio.