El trayecto a Grenoble en tren duro algo mas de una hora y no habria estado mal de todo, si
no fuera porque hacia algo de frio en el vagon y porque se puso en nuestro
compartimento un hombre que olia a pescado pasado de fecha. Por lo demas,
llegamos a Grenoble sin mas incidentes, pero con mucho frio. Ademas, yo me hice
un lio con el mapa y tardamos un poco en encontrar el camino al hotel. El hotel
se llama Anglaterre y esta bastante bien, aunque las paredes eran un poco finas
y se podia oir lo que hacian en la habitacion de al lado. Y no voy a decir mas.
Despues de dejar las cosas en la alcoba, nos fuimos nuevamente a buscar la
fondue de queso, pero no hubo manera. Ademas, era especialmente tarde, hacia
mucho frio (Grenoble esta literalmente hablando, en mitad de los Alpes) y como
teniamos hambre y ganas de descansar, nos metimos en el primer restaurante
abierto que divisamos, en la misma plaza donde teniamos el hotel. Le Palais era
como se llamaba el local y aunque fueron amables y nos sirvieron pronto, no
tenian fondues.
Defnitivamente, habiamos tirado por el retrete nuestro dinero
y nuestro tiempo, porque, como todo el mundo sabe, a Francia se va
principalmente a comer fondues. El pais no ofrece otro interes alguno.
Nos
fuimos a descansar y al dia siguiente, en recepcion, se me ocurrio preguntar si
era posible encontrar algun sitio donde comer una fondue y para mi alegria y
para la de Isa, en Grenoble esta el lugar donde ponen las mejores fondues del
mundo. Se trata de un restaurante llamado La Fondue Saboyarde y es el cadillac
de los restaurantes de fondues. No solo tienen fondues de queso, tambien las
tienen de carne y por si fuera poco, de chocolate. Tienen muchisimas variedades
de fondues de queso, pero la mejor es la que da nombre al restaurante (fondue
saboyarde) y que es una mezcla de distintos quesos suaves, como emmental).
Dentro de las de carne, las habia de ternera, pollo o mixtas y de chocolate,
tenian praline, chocolate con leche, chocolate negro, etc.
Ni que decir tiene
que comimos y cenamos alli. No llegamos a desayunar porque ya era tarde y porque
no servian desayunos. Para comer tomamos una fonde saboyarde de queso y luego
helado y creme brulee (crema catalana) de postre. Para cenar tomamos una fondue
de ternera con ensalada y patatas asadas y una fondue de praline de chocolate
(el praline es chocolate con avellanas, parecido a la nocilla-nutella en
Francia), servida con naranjas, kiwi, platano y manzana.
Asi que el viaje ya
estaba justificado. Entre la comida y la cena nos dedicamos a matar el tiempo
viendo Grenoble. Estuvimos gran parte de compras por el centro. Como el viaje
era por el cumple de Isa, se compro unas botas aprovechando las ultimas rebajas
en una zapateria de Grenoble. Previamente se habia comprado otros zapatos en
Lyon. Curiosamente, Lyon no es el mejor sitio para estrenar zapatos, porque
habia muchos excrementos perrunos por el suelo. Precisamente yo tambien me lleve
a estrenar unos zapatos que Isa me compro por Reyes.
Tambien tuvimos ocasion
de entrar en la Galeria Lafayette de Grenoble, que es como el Corte Ingles, pero
en gabacho. Y naturalmente, tambien visitamos la ciudad y vimos cosas. La pena
es que aqui no pudimos coger el funicular para ir hasta la Bastilla, que es lo
mas bonito (bueno, lo segundo mas bonito despues de la fondue Saboyarde) de la
ciudad. Por lo demas, dar un paseo cerca del rio esta bastante bien,
especialmente si hace buen dia, como fue el caso.